lunes, 27 de julio de 2009

Ab ipso ferro en Facebook


En este mes de julio estoy promocionando el blog AB IPSO FERRO en la red Facebook. Es un punto de encuentro muy interesante para entrar en contacto con personas que comparten los valores que defiende este blog, es decir, la Nación española y la Libertad. Hasta finales de agosto no introduciré nuevas entradas en el blog. Os animo a que os deis de alta en Facebook y sigais la actualidad del blog. A día de hoy son cera de 300 las personas que se han sumado como amigos del blog, algunos de ellos políticos, periodistas e intelectuales de primera fila. Feliz verano a todos.

martes, 21 de julio de 2009

Con la Iglesia (vasca) hemos topado

Hace unos días nos sorprendía la noticia. Los obispos vascos rinden homenaje a catorce curas vascos fusilados por las tropas de Franco. En el transcurso de la misa funeral concelebrada en la Catedral Nueva de Vitoria, que contó con la presencia de más de 200 sacerdotes y la plan mayor del PNV, los obispos de Bilbao, Ricardo Blázquez; San Sebastián, Juan María Uriarte; Vitoria, Miguel Asurmendi; y el obispo Auxiliar de Bilbao, Mario Iceta pidieron «perdón» por el «injustificable silencio de los medios oficiales de nuestra Iglesia» tras la ejecución de catorce sacerdotes en el País Vasco por parte de las tropas franquistas entre 1936 y 1937, una actitud que, en su opinión, «no ha sido sólo una omisión indebida, sino también una falta a la verdad, contra la justicia y la caridad». En su homilía, el obispo Asurmendi destacó que estos religiosos «no contaron en su día con una celebración pública de exequias» y que «durante años sus nombres fueron relegados al silencio».
Es un sarcasmo que la Iglesia vasca, cómplice del terrorismo etarra durante décadas, se dedique ahora a pedir perdón por unos hechos ocurridos hace más de setenta años en medio del clamoroso silencio ante los más de mil asesinados, miles de exiliados y una sociedad amordazada por la tiranía nacionalista. Lo que la Iglesia vasca tiene que hacer, y la Conferencia Episcopal Española debería exigir, en primer lugar es reconocer que ha bendecido el régimen nacionalista del PNV y ha despreciado a las víctimas del terrorismo y sus familiares. No son pocos los párrocos vascos que negaban oficiar una misa de funeral a las víctimas y acogían en sus sacristías a terroristas o se solidarizaban con los familiares de los presos. El cambio político que ha llegado a las instituciones vascas aún no lo ha hecho en la Iglesia vasca que huele, como diría Machado, a "cerrado y sacristía". Algún día tendrá que explicar la jerarquía de la Iglesia Española por qué consiente esta situación que causa asco y vergüenza a los católicos de bien. Señores obispos vascos, pidan perdón a las víctimas del terrorismo etarra en un acto público, arrodíllense ante ellos, tengan compasión por los que sufren, para que sean dignos de llevar sobre sus pechos el crucifijo y puedan hablar en nombre de Jesucristo.

miércoles, 15 de julio de 2009

La parálisis de Rajoy

Por su interés reproduzco el artículo que el profesor de Filosofía y analista político, Agapito Maestre, ha publicado en Libertad Digital y que en líneas generales suscribo.

"Resulta difícil explicar el comportamiento de Rajoy con el tesorero del PP. El caso Gürtel-Bárcenas ha paralizado por completo al dirigente del PP. Ni los más íntimos de Rajoy entienden su silencio. Y su inacción. Cuando uno se imagina la existencia de Rajoy sometida, o peor, condenada al horror de la soledad, reducida a percibir sólo desde lejos lo que ocurre al resto de los humanos, uno se hace cargo con facilidad de la tristeza brutal de este político que, lejos de cualquier arrebato humano, no sufre nada más que porque alguien le quite el frío en verano y el calor en invierno; sí, sí, su sufrimiento no deriva de algún enfriamiento o calentamiento moral, sino que sus cambios de temperatura son semejantes a las de las plantas o los animales...

Y es que la vida política de Rajoy es triste y sombría. Parece una vida de no ser, de error y de impotencia. Esgrime la palabra España como argumento de unidad, pero promociona estatutos de autonomía tan secesionistas como el catalán. No está de acuerdo con la financiación autonómica, pero se abstendrá en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Aboga por que los imputados de su partido en causas judiciales cesen en los órganos de su partido, pero mantiene en sus cargos a quienes no aceptan esa regla. Este no-ser, errático e impotente, en mi opinión, está cada vez más solo. Trabaja solo. Sufre y, quizá, reza más solo que la una. Su necesidad es obvia: escapar a la espantosa clausura que, por unas cosas u otras, le ha sido impuesta. O peor, él mismo se ha impuesto con desgraciada ascética.

Excepto en algunos debates parlamentarios, Rajoy nunca ha brillado ni por su verbo ni por su imaginación. Salvo contarnos de vez en cuando chistecitos de adorno, Rajoy es tan plano como Zapatero a la hora de transmitir y comunicar lo que lleva en su magín. El problema es que todo esto se nota ahora mucho más que hace unos años. Hoy por hoy, es un político sin un gran fondo y con formas elementales. No es un gran líder. Y, seguramente, nunca lo será, entre otras razones, porque ha convertido el PP en una suma de partidillo de "liderazgos" regionalistas sin otro objetivo que turnarse en el poder. Rajoy se entrega sin ningún tipo de reserva al modelo político marcado por Zapatero, o sea, lo importante no es gobernar España, sino que los caciques locales del territorio no le impidan alcanzar en el futuro la presidencia de una vulgar confederación de taifas.

Yo esperaba otra cosa de Rajoy. Me equivoqué. Es un político que conoce al detalle la letra de la política, pero no ha conseguido captar su espíritu. Su grandeza. Creo que ya nunca dirá nada con vigor e imaginación. Cuando uno se imagina la existencia de un hombre político sin vigor y, por lo tanto, sin ensueños, sin meditaciones y, seguramente, sin entusiasmos, hundido entre los muros del aparato de su partido, entonces comprende fácilmente el inconmensurable hastío que este dirigente político sentirá de la democracia española. No ve por ningún sitio las bellas posibilidades de la política y, por lo tanto, no las disfruta; además, no tiene otros seres humanos con quien compartir esos goces.

Más aún, parece que Rajoy no quiere hablar, no quiere "hacer" política. Calla, calla y calla. Además, aconseja a todos sus colaboradores que guarden silencio. Es como si sólo aspirase al silencio de celda cartujana. Rajoy es más una existencia solitaria, un alma fatigada del mundo, desengañada de ilusiones democráticas, que un político dispuesto a esperar, y por consiguiente, como dice Maquiavelo, a sostenerse con la esperanza en cualquiera circunstancia crítica o incómoda en que se halle.

Y, sin embargo, este hombre puede ganar las próximas elecciones generales. Sí, sí, puede ganar, sencillamente, porque Zapatero es aún peor político y, sospecho, que peor persona. Así es la vida".

viernes, 10 de julio de 2009

Algo está pasando

Algo está pasando en la política española que sin duda es preocupante. No hace mucho más de un año los focos de resistencia al cambio de régimen impulsado por Zapatero eran muchos y diversos y hoy están desaperecidos, desnaturalizados o divididos. Retrocedamos en el tiempo. 11 de marzo de 2004, el mayor atentado en la historia de España y Europa trae consigo un vuelco electoral que da la victoria al Partido Socialista de Zapatero. En esta primera legislatura la política sectaria, de recorte de libertades individuales, de ruptura de los consensos constitucionales, de debilitamiento de la Nación y de concesiones al entramado etarra, encuentra una firme respuesta en un parte importante de la sociedad española que no estaba dispuesta a permanecer impasible ante las continuas provocaciones del ejecutivo socialista. La rebelión cívica liderada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo -gracias, Alcaraz- y el Foro de Ermua echó a la calle a millones de españoles que en un ejercicio democrático sin precedentes renovaron su compromiso ciudadano con la Nación y la libertad. El Partido Popular de entonces se sumó, tras el inicial desconcierto que supuso la pérdida del poder por el atentado del 11-M, a la movilización ciudadana. Inolvidable la maniestación convocada por el PP en Madrid, así como la implacable labor de oposición realizada en este período.



Por otro lado la cadena COPE actuaba de altavoz de la inquietud de millones de ciudadanos que quería saber la verdad de los atentados al mismo tiempo que denunciaba el imparable proceso de destrucción de la Nación española y de cesión al nacionalismo. Hay que destacar asimismo la aparición de dos pequeños partidos en el escenario político, Ciudadanos y UPyD, en cuyos principios programáticos destacaban la defensa de la unidad nacional, las libertades ciudadanas y el apoyo a las víctimas de los nacionalismos.
A pesar de esta articulación social y política de la indignación ciudadana, el PSOE de ZP vuelve a ganar las elecciones y se va produciendo en apenas un año la desmovilzación ciudadana, la desnaturalización de los movimientos cívicos, las divisiones internas... la adaptación, en definitiva, al nuevo régimen de Zapatero. Cómo explicar, si no, que en tan breve espacio de tiempo los ciudadanos comprometidos con la rebelión cívica observemos incrédulos el nacimiento del nuevo PP en el Congreso de Valencia, el cambio de rumbo de la actual AVT, la división interna y enfrentamientos en el seno del Foro de Ermua, la decapitación de Jiménez Losantos y César Vidal en la COPE, el suicidio de Ciudadanos en las últimas eleeciones europeas tras integrarse en la extraña coalición Libertas liderada por Miguel Durán, la amenaza de fractura de UPyD a pesar de los buenos resultados electorales. Ante a este paisaje desolador y mientras el PSOE camina firme y unido hacia la implantación de su modelo de sociedad, los ciudadanos comprometidos con la causa de España y la Libertad, que tenían hace un año diversas vías por las que canalizar su indignación y alimentar su esperanza, asisten hoy perplejos al proceso de desmovilización ciudadana, huérfanos políticamente y menos libres informativamente.